viernes, 22 de abril de 2011

Walt Disney Pictures - Felinos de Africa

Felinos de África
(African Cats)

Celebrando el Día de la Tierra, a partir de abril llegará a los cines de Latinoamérica FELINOS DE ÁFRICA, una épica historia real ambientada en uno de los lugares más salvajes de la Tierra que captura el amor verdadero, el humor y la determinación de los majestuosos reyes de la sabana.

La historia presenta a Mara, un simpático cachorro de león que se esfuerza por crecer con la misma fuerza, espíritu y sabiduría que su madre, Sita, una guepardo hembra que es responsable por sí sola de cinco traviesos recién nacidos. También presenta a Fang, un orgulloso líder de la manada que debe defender a su familia de un león alguna vez expulsado del grupo.

Disneynature da vida en la pantalla grande a esta aventura de la vida real dirigida por Keith Scholey y Alastair Fothergill (La Tierra). El film, producido por Scholey y Alix Tidmarsh, es el nuevo lanzamiento de Disneynature en América Latina después de La Tierra (estrenada en 2009).

Creado en abril de 2008 para reunir a los mejores documentalistas de temas de la naturaleza y capturar una variedad de tópicos e historias de la vida silvestre, Disneynature continúa el esfuerzo del propio Walt Disney, quien fue un pionero en la realización de documentales de la naturaleza y produjo 13 películas de la serie ‘Aventuras de la Vida Real’ entre 1949 y 1960, entre ellas Seal Island (1949), En el valle de los castores (1950), El desierto viviente (1953) y Jungle Cat (1958). Estas realizaciones ganaron 8 premios de la Academia.


Las familias de FELINOS DE ÁFRICA tienen su hogar en la Reserva Nacional Masai Mara, ubicada en el sudoeste de Kenia, al límite con Tanzania; aproximadamente a 125 millas de la ciudad capital, Nairobi. Extendiéndose en un área de aproximadamente 930 millas cuadradas, el parque Mara, que significa ‘a lunares’ o ‘moteado’ en lengua Masai, linda con el aún más grande Serengeti y, en cuanto a su concentración de diversidad de vida silvestre, es uno de los más notables hábitats naturales del planeta.

La reserva alberga una impresionante cantidad de especies y, además, cerca de un millón de animales migrantes atraviesan el parque cada año. El Mara es también uno de los pocos lugares que quedan en África donde los tres grandes felinos africanos (leones, guepardos y leopardos) habitan en gran número y cercanos entre sí.

En el corazón del lugar vive la ‘manada del río’, un dominante conjunto de leones que merodea los valles al sur del río Mara. Un segundo grupo de leones machos –un poderoso padre y sus cuatro crías- rigen el área al norte. La ‘manada del río’ se ve constantemente amenazada por estos leones del norte, que esperan la oportunidad perfecta para desplazarlos. Entre los dos clanes y dentro de las praderas abiertas, habita una chita madre junto con sus crías.

Son apenas un poco más de las 6 de la mañana en la Reserva Nacional Masai Mara, en Kenia, y Keith Scholey va camino al parque tras el volante de un Land Rover que carga las cicatrices de un reciente encuentro con un elefante. “Este es mi viaje diario al trabajo”, explica con aire casual, mientras su vehículo golpea contra un bache en el camino y su radio crepita con interferencias de una charla que varía entre el inglés y el swahili y, por momentos, una incongruente mezcla de ambos.

Todavía está oscuro pero en media hora, cuando el sol rojizo comienza a aplacar la neblina matinal, cualquiera diría que Scholey tiene el más hermoso ‘viaje al trabajo’ del mundo. Un rebaño espectral de elefantes se arrastra pesadamente a través del camino de ripio y, cuando por fin la luz del sol ilumina plenamente, la vasta llanura del Mara revela un mágico paisaje salpicado de termitas, árboles balanites e higueras torcidas; densamente poblado por un edén de fauna salvaje propia del este de África: cientos de cebras pastando, ñus, gacelas e impalas, hipopótamos y cocodrilos revolcándose en pequeños ríos, búfalos en las pantanosas márgenes del agua, pares de chacales, familias de jabalíes, curiosas jirafas y extrañas aves, como secretarios y bucorvus, emergiendo de los largos pastizales.


Desde junio hasta octubre, Masai Mara está llena de aproximadamente un millón de ñus que emigran entre este lugar y el parque Serengeti, en la vecina Tanzania, en un círculo de 500 millas a la redonda. De todas formas, aún cuando los ñus no están presentes, no hay escases de vida silvestre en este lugar.


Esta mañana, como tantas otras durante el rodaje de FELINOS DE ÁFRICA (que se prolongó durante dos años y medio), Scholey -quien posee los geniales y eficientes modos de un guía de turismo experimentado- está estrictamente en búsqueda de guepardos o leones; específicamente los animales protagonistas del film: Sita, una guepardo hembra que está criando a sus cachorros; Mara, una leona de cuatro meses cuya madre herida lucha por protegerla y alimentarla; Fang, el veterano patriarca de una manada vulnerable; y Kali, el rival al que le gustaría ocupar el rol de Fang.

Así que, cuando suena el radio y Scholey recibe el mensaje de un miembro de su equipo realizador que ha encontrado a Sita y sus cachorros a un par de kilómetros de distancia, él resume la anécdota de cómo su auto quedó abollado gracias a un enojado elefante (el director no se encontraba en el vehículo en ese momento) y conduce directamente hacia donde los felinos se encuentran.


Unos minutos después, Scholey se reúne con la operadora de cámara Sophie Darlington a una pequeña distancia del árbol donde los cachorros juegan sin preocupaciones, escalando el tronco y compitiendo por llegar a la mejor y más lisa de sus ramas. Su atractiva madre se encuentra no muy lejos; su elegante y larga cola se alza imitando un sinuoso signo de pregunta, mientras sus ojos vigilan atentos a una cercana manada de gacelas. “Si ve a un ejemplar joven todo esto terminará en segundos”, susurra Darlington por el radio.

Pero otra vez, según cuándo haya sido su última comida, Sita podría no estar de humor para cazar. “Lucen bastante tranquilos”, observa Scholey, al tiempo que Sita y sus cachorros se recuestan a la sombra al pie del árbol y una bandada de golondrinas estalla en súbito vuelo a través de los largos y amarillentos pastizales.


FELINOS DE ÁFRICA presenta una historia real y dramática acerca del amor, la pérdida, la rivalidad, el coraje y el triunfo ante la adversidad. La protagonista es una guepardo hembra, en el rol de una feroz y protectora madre; también parte del elenco, los leones son quienes compiten por la mejor tierra y sus recursos.

Ciertamente, si uno le pregunta a Scholey o a Alastair Fothergil acerca de cuáles fueron sus fuentes cinematográficas de inspiración, los nombres que surgen son África mía, Identidad desconocida, El señor de los anillos y Gladiador. El único film de animales que ambos realizadores parecen estimar como un interesante punto de comparación es El rey León. Con esto en cuenta, no resulta sorprendente que los dos directores se refieran diariamente a Sita, Mara y los otros animales como ‘las estrellas’ del film, ni que Scholey describa despreocupadamente una cacería como ‘la secuencia de la persecución’.

Al comienzo de la filmación, los directores y el equipo pensaron en qué animales se concentrarían. Ayudó que todos ya conocían a Sita; que tiene lo que en Hollywood se llama un ‘carisma de estrella’. Lo que inclinó la decisión fue saber que ya había criado exitosamente a varios cachorros. Si Scholey y su equipo iban a pasar dos años y medio siguiendo a Sita y sus nuevos retoños, querían estar muy seguros de que la historia no iba a terminar en una tragedia.

Aún si Sita decidiera hacer algo interesante, como cazar, el camarógrafo podría no estar en la posición correcta, la luz podría ser mala o los pastizales largos podrían obstruir la vista. La caza de una presa ocurre en una cuestión de segundos: los guepardos son famosos por ser los mamíferos más veloces de la tierra y su velocidad podría avergonzar el motor de un automóvil deportivo, pero sólo pueden mantenerla durante distancias cortas y necesitan llegar sorprendentemente cerca de su potencial presa (alrededor de tres metros) si quieren tener chances de éxito.

Contar con la tecnología más avanzada ha ayudado. Parte de la secuencia de caza fue filmada con una cámara de alta velocidad llamada Phantom (fantasma), que puede grabar hasta mil cuadros por segundo. También hay un helicóptero para capturar las espectaculares tomas aéreas, entre ellas la de la migración de los ñus.

Los Land Rover TD5 fueron especialmente adaptados para que los camarógrafos pudieran trabajar desde el interior del vehículo y se estabilizaron para evitar que las imágenes se vean movidas –algo que podría ser normal en un documental hecho para TV pero que no funciona para la gran pantalla-. Otro vehículo, un Land Rover Defender, fue equipado con un brazo que podía sostener una cámara Cineflex, utilizada para registrar los movimientos de los chitas.

Una impresionante aventura que une la intimidad familiar con el poder y la astucia de la naturaleza, FELINOS DE ÁFRICA llegará a los cines de Latinoamérica a partir del mes de abril, celebrando el Día de la Tierra.