viernes, 4 de febrero de 2011

Universal Pictures - Los Ojos de Julia

Los Ojos de Julia
(Julia´s Eyes)


Julia recibe la noticia de la inesperada muerte de su hermana, Sara. Todos los hechos apuntan a que se trata claramente de un suicidio.

A pesar de todo, Julia es incapaz de aceptar esta versión y empieza a investigar las circunstancias que rodeaban la vida de su hermana, a la que no visitaba desde hacía unos meses.

Pero algunos inquietantes indicios, que contradicen el carácter de Sara, y el descubrimiento de que su hermana se había apartado completamente de sus vecinos y amigos sólo hacen aumentar en ella las sospechas de que algo extraño se oculta tras su muerte.

La obsesión de Julia por seguir sus últimos pasos en vida la conducen a cruzarse con una amenaza misteriosa que nadie más en su entorno parece percibir, ni siquiera su marido, Isaac.

Julia debe enfrentarse a este peligro desconocido superando además una trágica adversidad: una enfermedad genética degenerativa que le provoca la pérdida progresiva de su visión.

Aunque durante estos últimos años la complicidad y el amor entre Isaac y Julia han podido mantener alejados los ataques de ceguera de ella, una serie de extraños acontecimientos cada vez más agresivos hace que estos virulentos ataques amenacen con volver y sumergir a la mujer en un mundo de oscuridad, indefensa, a merced de la terrorífica presencia que se oculta en ella.

GUILLERMO DEL TORO PRESENTA...
"Los Ojos de Julia” es más que una reunión de familia con los cómplices que erigimos “El Orfanato”. Mucho más. "Los Ojos de Julia” me ha parecido un verdadero milagro.

La trama central de la película es a la vez profundamente clásica e innovadora. Una perversa e ingeniosísima mezcla entre la tesis Borgiana, el thriller Hitchcokiano y el Giallo Italiano. Cargada de emociones, sensibilidad y estilo impecable, la película pertenece a su director, sus guionistas y su actriz pero está amorosamente arropada por todos nosotros.

En disparatada paráfrasis de Shakespeare "Ver o no Ver, ésa es la cuestión". Julia vive un oscuro tránsito que la obliga a confrontar sus limitaciones y deseos. De manera hermosísima y clara, el personaje entiende que lo que verdaderamente buscaba no era la vista sino una mirada.

El acto mecánico de "ver" no es el verdadero milagro. El milagro es saber mirar. Como director de cine, Guillem conoce instintivamente el predicamento de su protagonista.