viernes, 15 de octubre de 2010

Videocine - 'Libres al fin'

LIBRES ¡AL FIN!
(Les enfants de Timpelbach)


En el pueblo de Timpelbach, los niños solamente hacen travesuras y se rebelan contra toda forma de autoridad. Al borde de la desesperación, los padres deciden abandonar el pueblo… durante lo que ellos piensan será un día. ¡Un pueblo sin padres! Esta no es necesariamente una mala noticia para todo el mundo. Dos grupos de niños se enfrentan entonces por el control de los lugares…

Había una vez un pequeño de 9 años llamado Nicholas Bary que descubrió un gran clásico de la literatura infantil: Los Niños de Timpelbach. Tres años más tarde, este hijo de músicos, ya sensible a la importancia del ritmo, se vuelve a zambullir en el libro y se imagina compartiendo las aventuras de Manfred y Tomás. En adelante, Timpelbach no lo dejara más… Nicholas ha crecido.

Apasionado de las películas de género y animación, sabía que deseaba trabajar dentro del cine. Se inscribió en una escuela de realización cinematográfica, encadenó una serie de cursos de aprendizaje dentro de las filmaciones y dirigió dos cortometrajes – entre ellos Before (2004), inspirado… en los Niños de Timpelbach.

Filmado con 10,000 euros, este pequeño corto de 10 minutos describe el universo de sus largometrajes futuros: ya se puede descubrir en él la influencia de las caricaturas, el tiempo acompasado, la preponderancia de los niños, la poesía burlesca, etc. Ante todo, Before reúne una serie de nombres de los cuales volveremos a oír hablar más adelante: el director de fotografía Axel Cosnefroy, el equipo de dibujantes, los diseñadores de sonido y aún la actriz Armelle que se dio a conocer gracias a la serie Caméra Café. La oportunidad para todo joven realizador de conformar una “familia” cinematográfica que sabría serle fiel…

LOS INICIOS DE LA AVENTURA
En su fuero interno, Nicholas Bary sabía bien que, tarde o temprano, llevaría a la pantalla el libro que marcó su infancia. Al buscar obtener los derechos de adaptación, conoce a un productor, Dimitri Rassam, alguien impresionado por sus cortometrajes: los dos hombres tienen la cabeza llena de proyectos y entienden rápidamente que desean trabajar juntos. Pero antes de hacer un largometraje, Dimitri, que acaba de crear su empresa, produce el tercer corto de Nicholas: Judas, con Jean-Pierre Cassel.

¡Nicholas y Dimitri se involucraron entonces en una aventura que duraría 4 años! La tarea era titánica: se requería conseguir los derechos con los herederos del escritor, encontrar un guionista que entendiera el universo de Nicholas, llevar a cabo investigaciones sobre materiales visuales y gráficos, comenzar el story-board, encargarse del montaje financiero… "¡Avanzamos con mucha ingenuidad, con una gran libertad de acción, sin preguntarnos si era ‘razonable’ tener una veintena de niños, efectos especiales y escenarios naturales en una primera película!", retoma Dimitri Rassam. "Pero fue muy gozoso desarrollar un proyecto sin plantearse restricciones".

HERMANOS DE ESCRITURA
Como muchos cineastas que cargan con su proyecto desde hace mucho tiempo, Nicholas Bary ya había trabajado en una primera adaptación de Los Niños de Timpelbach al momento de conocer a Dimitri Rassam. Pero esta versión “primaria” del guión, escrita hacía varios años, no era francamente satisfactoria, según confesión de su propio autor.

El productor le presenta entonces a Nicholas Peufaillit que justo acababa de colaborar en el guión del nuevo film de Jacques Audiard, “El Profeta”: "Nos reímos inmediatamente como dos adolescentes", señala el guionista. Durante algunas semanas, los dos hombres se dedican a conocerse: aprovechan para evocar sus referencias cinematográficas – de Tim Burton a Terry Gilliam y Jean-Pierre Jeunet – y para contemplar la actualización de los personajes. "No creo en las adaptaciones literales, puesto que un buen libro siempre aplastará a una buena película", prosigue Peufaillit.

"Era necesario darle más valor al grupo de malos y hacerla un poco más femenina. Intentamos encontrarles fisuras. En la medida de lo posible, buscamos la emoción y el humor". Y agrega: "Por ejemplo, imaginamos nuevos personajes como Mireille o los dos guardias a los cuales asignamos nombres absurdos". La colaboración entre los dos Nicholas dura 18 meses, en el transcurso de los cuales el realizador y su coguionista se ven cada dos o tres días.

El ambiente es al mismo tiempo de estudio y fiesta: "Actuábamos nosotros mismos a los personajes usando vocecitas", hace notar de nuevo Peufaillit. "También intentamos trabajar las sonoridades, especialmente en lo concerniente al fraseo de Armelle. Pero jamás buscamos utilizar palabras artísticas. Había que luchar contra los diálogos anticuados y pomposos. Fue todavía más difícil considerando que la época no está bien definida".

ALTA COSTURA
Rodeado de sus más fieles colaboradores, Nicholas Bary se dispuso de ahí en adelante a dar vida a los personajes y a la atmósfera de la película todavía en gestación. Todo comenzó con el trabajo minucioso de un equipo de dibujantes, entre los cuales se encontraba el creador del story-board Eric Gandois, que sentó las bases de los decorados y el vestuario. Reuniendo una enorme documentación, sometieron cada proposición visual a Nicholas: "Era complicado", dice Eric, "porque había que crear un universo de cuento de hadas, pero anclado en la realidad. La relación entre los personajes y las emociones es realista, pero desfasada". Y añade: "Hice la fragmentación de toda la película en tres meses y medio, haciendo pequeñas plantillas para los emplazamientos de cámara y decorados. Yo trabajo principalmente a lápiz, escaneo mis dibujos y los retoco. También pongo algunos colores". Apoyándose en gran medida en el story-board, el creador del vestuario Patrick Lebreton tomó el relevo después de Laurent Kim, que había dibujado a todos los personajes: "Dado que el universo de Timpelbach es intemporal, se podría creer que conté con mucha libertad", señala Lebreton. "Pero Nicholas sabe con mucha exactitud lo que quiere – y lo que no quiere". Por lo tanto, el diseñador del vestuario se divirtió mezclando las materias primas y los colores y los elementos modernos con accesorios de los años 1910 y 1930. "Trabajé mucho sobre la dimensión de Dibujo Animado de los personajes", hace notar. "Es así como imaginé un traje de aviadora para Corbac (Armelle), después de haber pensado en un vestido de casada y como concebí la gorguera de la Sra. Drohne (Carole Bouquet) en forma de un cuello de pájaro".

MILAGRO EN TIMPELBACH
El casting siempre es el fruto de una alquimia delicada, ¡imagínense los retos de una película cuyo éxito descansa sobre los– pequeños – hombros de 25 niños con edades que van de los 7 a los 13 años! En un primer momento, el realizador decidió elegir niños sin ninguna experiencia para que se vieran lo más natural posible frente a la cámara. Pero dio marcha atrás rápidamente: "Comprendimos con rapidez que más nos valía que algunos de nuestros chavillos ya hubieran estado en un rodaje, a fin de apoyarnos en ellos en los momentos de tensión – ¡y lo que vino nos dio la razón!", señala.

¿ESTUDIO O ESCENARIOS NATURALES?
Quedaba pendiente, sin embargo, una cuestión de importancia: ¿dónde encontrar el marco ideal para el pueblo de Timpelbach? Soñando filmar en escenarios naturales, Nicholas Bary tenía una idea muy precisa del estilo visual que pensaba darle a la película. "Tenía en mente universos estilizados como los de Tim Burton o de Guillermo Del Toro," señala el director de fotografía Axel Cosnefroy, quien ya había hecho la fotografía del cortometraje Before. "Él también quería que los decorados pudieran ser integrados a un ambiente caricaturesco". La producción no había acabado con sus dificultades… La búsqueda de locaciones comenzó en Alsacia, pero los pueblos se veían “demasiado nuevos” para el gusto del director. Mientras se preparaba a continuar con su búsqueda en el Aveyron, Nicholas se enteró que una coproducción con Bélgica y Luxemburgo iba por buen camino. Es en estos dos países que tendría lugar la parte más importante de la película. Después de haber peinado, en vano, un buen número de pueblos, la producción contempló seriamente la posibilidad de construir el lugar de Timpelbach – el núcleo mismo de la trama – en el estudio. Una vez más, la suerte se presentó para el equipo: Dimitri Rassam se enteró de la manera más azarosa, que un pueblo Wallon (parte flamenca de Bélgica), donde se filmó otra película, podría cubrir con sus expectativas. Suspenso… ¡Pero cuando Nicholas llegó al lugar, fue el flechazo! "Era un lugar fortificado del siglo XVII donde los habitantes organizaban fiestas medievales", cuenta el escenógrafo principal Olivier Raoux. "Había un bello abrevadero en el lugar donde crecían bojes centenarios magníficos.

Logramos convencer al propietario de llenar de agua el abrevadero y se convirtió en la fuente del pueblo – el corazón de la acción – alrededor de la cual se puede ver la alcaldía, la fonda y la escuela". Lúcido, el productor agrega: "Dos semanas más y hubiéramos tenido que optar por el estudio, el lugar no hubiera sido tan bello y eso hubiera encarecido considerablemente nuestro presupuesto". Entusiasmado, Nicholas Bary remata: "Encontramos en Luxemburgo los escenarios que nos hacían falta para las escenas del bosque y los interiores de la alcaldía, de la hostería del León de Oro y del calabozo de los padres. Sin lugar a dudas, me di cuenta que las limitaciones habían sido increíblemente benéficas, ¡dado que logramos filmar dos terceras partes de la película en exteriores!"

CUANDO LA MAGIA FUNCIONA…
De las limitaciones, Olivier Raoux también supo sacar provecho. "Cuando vi los bosques, las rocas cubiertas de musgo y los caminos entre los árboles, comprendí rápidamente que estábamos en el sitio correcto", observa. "Había ahí una atmósfera de misterio y cuento que pegaba perfectamente con el universo de la película". Pero las sorpresas no habían acabado para Olivier Raoux. En contraposición al marco natural del bosque, descubrió en Luxemburgo instalaciones industriales abandonadas que databan de la primera mitad del siglo XX. Se le ocurrió entonces situar el CG (Cuartel General) de Oscar en un gran hangar en desuso – siendo que originalmente se suponía estaría en una cantera de arena. "Después de varias búsquedas infructuosas, se dio con un hangar de una dimensión adecuada para nuestro equipo", precisa el escenógrafo. "Pero había un pozo en medio que podía crearnos problemas: me dije que lo podíamos transformar en una arena en donde se llevarán a cabo los combates entre los Desollados. Se le imprimió al lugar un toque teatral que gustó mucho a Nicholas Bary".

Quedaban algunos decorados que debían hacerse como en los estudios, tal como la escuela, que planteó un problema a Olivier Raoux, puesto que ya había sido empleada en Before. ¿Y los objetos de utilería? Olivier Raoux se concedió una gran libertad en esta área – sin perder de vista jamás la función utilitaria de los objetos. "Por ejemplo, se deseaba que cada niño tuviera su propia bicicleta personalizada", retoma. "Pero se trataba antes que nada de una bicicleta y era necesario que, una vez terminado el objeto, no se notara la intervención del utilero, puesto que nada era gratuito en ninguno de los objetos de utilería que se crearon: cañón para papas, lanza-hamsters o bicicletas".

¿ÉPICA, DIJERON ÉPICA?
Obviamente, la saga no se detiene ahí. Y con el rodaje, se inició una aventura completamente nueva. Desde la primera semana, el equipo se retrasó dos días: a los niños les costó trabajo concentrarse, aunque Nicholas Bary haya echado mano de sus dones pedagógicos. "Intenté responsabilizarlos, explicándoles que ellos habían decidido estar ahí y que ahora debían jugar el juego" dice el realizador. "Fui más duro con los adultos, diciéndoles que necesitaba su ayuda". Método que dio sus frutos, ya que todos los actorcitos terminaron por comportarse como verdaderos profesionales. "Era necesario que fueran ellos los que tuvieran ganas de filmar y no sintieran que se les estaba forzando de una manera u otra", añade Dimitri Rassam. "Muy rápidamente, surgió un verdadero respeto entre ellos y Nicholas. Reíamos todo el tiempo, aún en los días más difíciles".

El realizador continúa: "Cuando entendieron les convenía ayudarse mutuamente, lograron concentrarse y se volvieron cómplices". ¡Claro, a los más jóvenes les costaba trabajo no ver a sus padres, pero la producción les instaló computadoras con cámaras web para que los lindos nenes puedan comunicarse con sus familias! A pesar de 12 días de filmación adicionales, había que darse prisa. Es así que la producción a veces hacía trabajar a varios equipos en un mismo escenario: "Tres cámaras filmaban entonces al mismo tiempo, en el mismo lugar", recuerda Dimitri Rassam. "Los actores pasaban de un mini-set al otro: ¡El ingeniero de sonido se volvía loco!" Resultado: gracias a una solidaridad ejemplar entre técnicos y actores, Nicholas Bary nunca tuvo que renunciar a sus ambiciones. Da testimonio de ello, la iluminación de Axel Cosnefroy, particularmente estilizada en función de los decorados. "Para los exteriores del pueblo, por ejemplo, hice muchas pruebas fotográficas para ver dónde se colocaban las sombras", señala el director de fotografía. "Por lo tanto, conocía la posición del sol hora por hora y pude centrarme en los rostros sin que la luz impactará demasiado duramente sobre la piel".